Un envase de laboratorio es esencial para garantizar la seguridad de los productos químicos. Un frasco de pobre calidad puede provocar la contaminación o degradación de las muestras. Y es más frecuente de lo que imaginas. Puede ocurrir con un tapón que no funciona como debe o por un envase que no protege adecuadamente de la radiación solar o de los cambios de temperatura. Además, un frasco o tarro inadecuado también puede dificultar el transporte de las muestras, ya que será más susceptible de romperse o de derramar el contenido.